El término autoridad proviene de la palabra latina auctoritas que significa, lo que uno aumenta o produce. En las organizaciones, la manera en que es aplicada la autoridad depende en gran medida de la orientación de las personas que la ejercen. Generalmente tendemos a relacionar a la autoridad con términos como poder, responsabilidad, subordinación, delegación, etc. sin embargo, bien aplicada forma parte de la efectividad de las acciones emprendidas por la dirección. Existen distintos enfoques que pueden darle al directivo de hoy un concepto más integrado sobre lo que significa la autoridad.

Enfoques y tipos de autoridad

En la siguiente imagen se muestran los diferentes enfoques y sus promotores,  que se han aplicado en las organizaciones en el tiempo, unos hacen más énfasis en las personas y estructura organizativa, otros más en la tarea inherente al puesto de trabajo y otro integra parte de cada uno de los anteriores en un enfoque que da más libertad de acción a los equipos de trabajo y a las personas.

Entonces, cuál es el enfoque más apropiado para las organizaciones modernas 

En las organizaciones de hoy, donde es imperativo la innovación en cada uno de sus procesos, es importante darle valor a la libertad, a los equipos autodirigidos apoyados principalmente en las competencias de sus integrantes, lo cual permita el surgimiento de oportunidades personales alineadas a las acciones reales que se deben dar para el crecimiento de las organizaciones. En este punto, es donde cabe el Enfoque Integrado de la Autoridad, donde ésta se relaciona a la libertad de actuar, decidir o ejecutar acciones, tomando en cuenta la autorización o el permiso junto a la aptitud para ejecutarlas. De lo que se trata es que los directivos transfieran autoridad a aquellos que pueden actuar o realizar su trabajo gracias a sus competencias profesionales.

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